Los decorábamos con mucho esmero, para que quedaran todos iguales, y esa preparación era un disfrute previo. Lo que más me gustaba era el interactuar con otros niños y sentirte protagonista al llevar tu propio equipo. Era uno de los juegos primordiales», describe. «Me inicié por mi hermano mayor. Ahora sí que lo voy a tener bien controlado”, lanza mientras abraza a Gerardo Chapa quien sólo atina a a mostrar una leve sonrisa.