Con el paso de los siglos, la ciudad y su puerto fueron ganando importancia, sudadera barça hasta convertirse en la capital marítima de los reyes de Aragón. A pesar de eso el puerto se mantuvo al sur de la montaña de Montjuic hasta que en el año 1378 las autoridades de la ciudad pidieron a Pedro IV de Aragón que continuara las obras portuarias que empezó Pedro III de Aragón, el cual había ordenado la edificación de las Atarazanas de Barcelona, que aún hoy en día siguen en pie formando el Museo Naval de Barcelona, y la construcción de un puerto al norte de la montaña de Montjuic, debido a que el antiguo emplazamiento había perdido calado por la acumulación de arenas.