camisetas graciosas baratas

En el hostal compartí habitación con una señora con peluquín y su hijo flipado por las bombas fétidas (afortunadamente no tiró ninguna en nuestro cuarto), una pareja y dos chicos australianos (Luk y Mat) muy majos que llevaban viajando varios meses por Europa, camiseta de polonia Centroamérica y Estados Unidos. Quitando el tiempo que dedicaba a actualizar el blog -muchas veces más de 7 horas- y las necesarias visitas turísticas, camiseta de mexico he pasado muchas horas frente al televisor.